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5 años aprendiendo a bailar la milonga de la fraternidad (Parte I)

Un breve recorrido por la historia del programa de voluntariado internacional que ha marcado el ritmo entre los jóvenes y la acción social

Estamos cumpliendo 5 años desde que inició este programa de voluntariado internacional que ha sido el puente de conexión entre más de 200 jóvenes de todo el mundo y distintas organizaciones sociales que se han animado a hacer una experiencia intercultural, recíproca y fraterna.


Son 5 años en los que se han enfrentado muchos desafíos y se han realizado muchos sueños. Hoy queremos empezar un recorrido de tres capítulos, por esa historia que ha marcado la vida de muchos jóvenes y comunidades alrededor del mundo.


La idea de proponer un programa de voluntariado internacional, se empezó a gestar en el 2015. En ese entonces, algunos personajes importantes, representantes de las organizaciones que impulsaron el proyecto, empezaron a pesar cómo responder a la demanda cada vez mayor de los jóvenes de ponerse en acción y a las necesidades de las organizaciones sociales.



A través de algunas preguntas, Virginia Osorio y Gilvan de Souza, dos de los protagonistas del inicio de este baile, nos cuentan cómo se empezó a gestar todo, cuáles han sido los momentos más importantes de esta historia y qué se viene para milONGa.


¿Cuál fue la idea que motivó la creación de un programa de voluntariado internacional?

Fue una conjunción de motivaciones, por un lado a nivel internacional Jóvenes por un Mundo Unido quería promover espacios de compromiso social para los jóvenes desde la óptica de la fraternidad universal. Al mismo tiempo, en América Latina y El Caribe había iniciado un proceso de construcción de red de proyectos que promovían la fraternidad en acción; durante los primeros encuentros de esta red una de las líneas que se trataban era la posibilidad de ofrecer oportunidades de voluntariado internacional para promover la cohesión social y enfrentar las desigualdades.


Es decir, por un lado estaba la necesidad de los jóvenes de hacer acciones concretas desde una perspectiva social e intercultural y por otro lado, estaban las organizaciones que deseaban recibir voluntarios.


Sólo hacía falta quién pudiera conectarlos y generara un canal para que jóvenes y organizaciones se encontraran.


¿Quiénes y cómo empezaron a trabajar en concretar la idea?

Junto con Sociedade Movimento dos Focolares SMF (Brasil), Suma Fraternidad (Argentina) y la Oficina de Proyectos (Italia), comenzamos a pensar cómo podría desarrollarse la oferta, cuáles serían los componentes principales, teniendo en cuenta el espíritu que anima tanto a los jóvenes como a las organizaciones.


Inspirados en la intuición de Chiara Lubich y en el carisma de la unidad, el programa fue pensado como un espacio que podía contribuir a la formación de Hombres y Mujeres Mundo. Hombres y Mujeres capaces de salir de la propia visión nacional y cultural e ir al encuentro de la humanidad que sufre, sin importar la condición social, la nacionalidad, la cultura; hombres y mujeres capaces de tejer lazos de paz y de fraternidad en un mundo signado por la división y el egoísmo; Hombres y Mujeres capaces de demostrar que la fraternidad universal no es un sueño sino una realidad.

¿De dónde nace el nombre de milONGa?

El nombre surgió jugando con algunas siglas de proyectos con los que estábamos trabajando. Es el acrónimo de de Mil ONG en Acción. Luego, investigando un poco sobre el significado de Milonga, -ya sabíamos que era un baile- descubrimos que se trataba de un baile con un fuerte componente intercultural, típico en Argentina, Uruguay, Brasil, y no sólo, cuyo ritmo tiene raíces africanas precisamente de la cultura angoleña.


Nos pareció un signo que podía ayudar a darle identidad a la propuesta, pero nuestra sorpresa fue mayor cuando un músico, muy reconocido aquí en Suramérica, descubrió que el patrón ritmo de la Milonga es posible encontrarlo en muchos bailes típicos de varias partes del mundo, lo que hizo constatar una vez más, cómo nuestras identidades están conectadas y somos todos parte de una misma familia humana. Nada mejor que animar un programa de voluntariado que tiene un nombre que nos invita a ponernos en movimiento pero que además tiene un componente intercultural tan fuerte.


Con este descubrimiento concluimos esta primera entrega de la Historia de milONGa.


¡No te pierdas la segunda parte próximamente!
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